viernes, 1 de mayo de 2015

Las muertes súbitas en el mundo del fútbol

El deporte del balón se encuentra otra vez de luto. Y es que en los últimos años se está sucediendo la muerte fatídica de algunos futbolistas en los campos de fútbol. La última de ellas ha sido la del defensa belga Gregory Mertens, que falleció tres días después de sufrir un desvanecimiento en el partido disputado con los reservas de su club, el Lokeren, frente al Genk.

 Mertens, con la camiseta del Lokeren (Mundo Deportivo)
En el momento del trágico desenlace fue reanimado por los médicos de ambos club a través de un desfibrilador, pero fue trasladado al hospital, donde después de permanecer ingresado en coma artificial ha dicho adiós a la vida. Mertens perdió el conocimiento a los veinte minutos de entrar en el campo de fútbol.

Hay que decir que Gregory Mertens era un joven jugador, que tras formarse en el Anderlecht, llevaba una temporada y media en las filas del Lokeren. Había sido internacional con la sub 21 de Bélgica. También jugó en los clubes de Dilbeek y La Gantoise.

Ahora se me vienen a la cabeza los nombres de Antonio Puerta o de Marc Vivien Foe. El lateral español falleció tras caer súbitamente en el terreno de juego en un partido de liga jugado con su equipo, el Sevilla, frente al Getafe en el Estadio Sánchez Pizjuán. Era internacional con España e ídolo de la afición hispalense.

El camerunés Foe se desplomó en el césped tras un parto cardiaco, en el minuto 72 de la semifinal de la Copa de Confederaciones de 2003, entre las selecciones de Camerún y Colombia. La imagen del jugador del Manchester City tendido en el césped muerto fue espeluznante.

En 2005, también fallecía en el terreno de juego el húngaro Miklos Feher, en un partido de la liga portuguesa que disputaba con su equipo frente al Vitoria de Guimaraes. Tenía 24 años y murió a consecuencia de un tromboembolismo pulmonar. El último ejemplo que quería trasladar era el de Dani Jarque. Emblema y capitán del Espanyol, falleció a los 26 años de edad tras sufrir un infarto en una concentración veraniega con el club catalán en Italia, mientras que hablaba por teléfono con su pareja.

Por desgracia, ni los mejores profesionales sanitarios, a pesar de la llegada de los desfibriladores en el deporte y que han supuesto un gran avance para prevenir muertes, no pueden hacer nada para salvar la vida de estos futbolistas, muchos de ellos jóvenes. 

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