Las muertes súbitas en el mundo
del fútbol
El deporte del
balón se encuentra otra vez de luto. Y es que en los últimos años se está
sucediendo la muerte fatídica de algunos futbolistas en los campos de fútbol.
La última de ellas ha sido la del defensa belga Gregory Mertens, que falleció
tres días después de sufrir un desvanecimiento en el partido disputado con los
reservas de su club, el Lokeren, frente al Genk.
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Mertens, con la camiseta del Lokeren (Mundo Deportivo) |
En el momento
del trágico desenlace fue reanimado por los médicos de ambos club a través de
un desfibrilador, pero fue trasladado al hospital, donde después de permanecer
ingresado en coma artificial ha dicho adiós a la vida. Mertens perdió el
conocimiento a los veinte minutos de entrar en el campo de fútbol.
Hay que decir
que Gregory Mertens era un joven jugador, que tras formarse en el Anderlecht,
llevaba una temporada y media en las filas del Lokeren. Había sido
internacional con la sub 21 de Bélgica. También jugó en los clubes de Dilbeek y
La Gantoise.
Ahora se me
vienen a la cabeza los nombres de Antonio Puerta o de Marc Vivien Foe. El
lateral español falleció tras caer súbitamente en el terreno de juego en un
partido de liga jugado con su equipo, el Sevilla, frente al Getafe en el
Estadio Sánchez Pizjuán. Era internacional con España e ídolo de la afición
hispalense.
El camerunés Foe
se desplomó en el césped tras un parto cardiaco, en el minuto 72 de la
semifinal de la Copa de Confederaciones de 2003, entre las selecciones de
Camerún y Colombia. La imagen del jugador del Manchester City tendido en el
césped muerto fue espeluznante.
En 2005, también
fallecía en el terreno de juego el húngaro Miklos Feher, en un partido de la
liga portuguesa que disputaba con su equipo frente al Vitoria de Guimaraes.
Tenía 24 años y murió a consecuencia de un tromboembolismo pulmonar. El último
ejemplo que quería trasladar era el de Dani Jarque. Emblema y capitán del
Espanyol, falleció a los 26 años de edad tras sufrir un infarto en una
concentración veraniega con el club catalán en Italia, mientras que hablaba por
teléfono con su pareja.
Por desgracia,
ni los mejores profesionales sanitarios, a pesar de la llegada de los
desfibriladores en el deporte y que han supuesto un gran avance para prevenir
muertes, no pueden hacer nada para salvar la vida de estos futbolistas, muchos
de ellos jóvenes.
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