Una tarde en el Palacio
de los Deportes
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Vista del Palacio de los Deportes (foto propia) |
Ayer, acudí como
un aficionado del Real Madrid más al Palacio de los Deportes para ver el
partido de Euroliga entre Real Madrid y Efes Pilsen, junto con mi amigo Pablo
Ruiz Cortázar. Correspondiente al segundo duelo de cuartos de final de la
edición continental, el club blanco se impuso por 90-85 en un gran partido disputado
entre ambos equipos.
El partido tuvo
de todo. Ante un público volcado con el club blanco en una de las mejores
entradas de la temporada en el Palacio, pude observar un baloncesto del bueno,
dos grandes plantillas con los mejores jugadores de Europa. En el Efes destacó
el pívot Nenad Krstic con 23 puntos y en
los blancos el máximo anotador fue Sergio Llull, con 18.
Tras comenzar
ganando los locales, los turcos reaccionaron y se fueron con ocho puntos de
ventaja al descanso. Me llamó la atención las evoluciones del croata Dario
Saric, sin duda, uno de los jóvenes talentos del Viejo Continente, junto al jugador
blaugrana Mario Hezonja. Su manera de subir el balón, de defender, con un buen
porcentaje en el tiro exterior, hacen de él un jugador bastante completo. Ayer
anotó 11 puntos y capturó 9 rebotes.
Al final del
tercer cuarto, el club blanco remontó una desventaja de 15 puntos y se adelantó
en el marcador. Hay que resaltar el aliento del público en los momentos
importantes, así como la garra de algunos jugadores como Llull, Felipe Reyes o
Rudy Fernández. En el último parcial, el club blanco tuvo que superar ocho
puntos en contra para llevarse la victoria por 90-85 y obtener un pie y medio
en la Final Four de Madrid.
Estos encuentros
son los que agradece cualquier aficionado al basket, con dos equipos que
defendieron a gran nivel durante los 40 minutos, entrenados por dos técnicos de
dilatada trayectoria, Pablo Laso y Dusan Ivkovic. El baloncesto europeo ofrece
grandes partidos entre los mejores equipos de Europa. Es distinta a la NBA,
amparada en un gran espectáculo con grandes anotaciones, pero donde las
defensas no tienen el rigor de las europeas.
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